viernes, 2 de julio de 2010

Comentando un Texto literario.


"Así como el estudio de la Música sólo puede realizarse oyendo obras musicales, el de la literatura sólo puede hacerse leyendo obras literarias. Suele ser creencia general que para "saber literatura" basta conocer la historia literaria, Esto es tan erróneo como pretender que se entiende de Pintura sabiendo dónde y cuándo nacieron los grandes pintores, y conociendo los títulos de sus cuadros, pero no los cuadros mismos.
Al conocimiento de la literatura se puede llegar:
a) En extensión, mediante la lectura de obras completas o antologías amplias.
b) En profundidad, mediante el comentario o explicación de textos". (Fernando Lázaro Carreter y Evaristo Correa Calderón. Cómo se comenta un texto literario).

El comentario de textos literario
Para comentar un texto literario hay que analizar lo que el texto dice y cómo lo dice.
Estos dos aspectos no pueden separarse. "No puede negarse que en todo escrito se dice algo (fondo) mediante palabras (forma). Pero eso no implica que forma y fondo puedan separarse". (Lázaro Carreter).
tapiz para comprender su trama: obtendríamos como resultado un montón informe de hilos".

Consejos para hacer un buen comentario de textos literario.
*.- Consultar previamente los datos de la historia literaria que se relacionan con el texto (época, autor, obra…)
*.- Evitar parafrasear el texto (repetir las mismas pero de otra forma).
*.- Leer despacio, sin ideas prefijadas, intentando descubrir lo que el autor quiso expresar.
*.- Descubrir lo que el texto dice y el cómo lo dice.
*.- Seguir un orden preciso en la explicación que no olvide ninguno de los aspectos esenciales.
*.- Expresarse con claridad, evitar los comentarios superfluos o excesivamente subjetivos.
*.- Ceñirse al texto: no usarlo como pretexto para referirse a otros temas ajenos a él.
*.- No temer expresar la propia opinión sobre el texto, fundamentada en los aspectos que se hayan ido descubriendo en él.

Puede haber, por tanto, distintas explicaciones válidas de un mismo texto, dependiendo de la cultura, la sensibilidad o los intereses de los lectores que lo realizan. Para llevar a cabo el análisis conviene seguir un método, establecer una serie de fases o etapas en el comentario que nos permitan una explicación lo más completa posible del texto.

Etapa previa: Lectura comprensiva y localización del texto
La comprensión del texto. La etapa previa a cualquier comentario consiste en realizar una lectucra rigurosa que nos permita entender tanto el texto completo como cada una de las partes que lo forman. Para ello lo leeremos cuantas veces sean necesarias, intentando solucionar las dificultades que nos plantea. En esta fase será necesario utilizar diccionarios, gramáticas y otros libros de consulta.
La localización del texto. Los textos pueden ser fragmentos u obras íntegras.
*.- Autor, obra, fecha, periodo.
*.- El texto en su contexto histórico.
*.- Características generales de la época, movimiento literario al que pertenece el texto.
*.- Características de la personalidad del autor que se reflejan en el texto.
*.- Relación de esa obra con el resto de la producción del autor.
*.- Situación del fragmento analizado respecto a la totalidad de la obra.
El género literario y la forma de expresión.
Es importante señalar el género y subgénero literario al que pertenece el texto, señalando aquellos aspectos en los que el autor sigue los rasgos propios del género y aquellos otros en los que muestra cierta originalidad o innovación.

Los textos pueden pertenecer a los más diversos géneros literarios:
• Géneros épico- narrativos como:
Epopeya, Cantar de gesta, Romance, Novela, Cuento, Leyenda, Cuadro de costumbres…
• Géneros líricos como: Oda, Canción, Elegía, Romance lírico, Epigrama, Balada, Villancico, Serranilla…
• Géneros dramáticos como: Tragedia, Comedia, Drama, Tragicomedia, Auto Sacramental, Paso, Entremés, Jácara, Loa, Baile, Mojiganga, Sainete…
• Géneros didáctico ensayísticos como: Epístola, Fábula, Ensayo, Artículo…

Forma de expresión utilizada por el autor: narración, descripción, diálogo… Prosa o verso...

Análisis del contenido
*.- Analizar el argumento, el tema o idea central que el autor nos quiere transmitir, su punto de vista y la forma en que estructura el mensaje.
*.- Para hallar el argumento preguntaremos: ¿Qué ocurre?
*.- Para delimitar el tema: ¿Cuál es la idea básica que ha querido transmitir el autor del texto?.
*.- Para analizar la estructura: ¿Cómo organiza el autor lo que quiere decir en unidades coherentes relacionadas entre sí?
*.- Para descubrir la postura del autor: ¿De qué forma interviene el autor en el texto?.
El argumento de un texto es seleccionar las acciones o acontecimientos esenciales y reducir su extensión conservando los detalles más importantes. El argumento puede desarrollarse en uno o dos párrafos.
Si del argumento eliminamos todos los detalles y definimos la intención del autor, lo que quiso decir al escribir el texto, estaremos extrayendo el tema. Este ha de ser breve y conciso: se reducirá a una o dos frases.
Al analizar el tema de un texto habrá que señalar también los tópicos y motivos literarios que puedan aparecer en el texto.
La estructura del texto: nos detenemos en la forma en que el autor ha compuesto el texto y en cómo las distintas partes del mismo se relacionan entre sí, estaremos analizando la estructura.
El esquema estructural clásico es el de introducción desarrollo, climax y desenlace, pero los textos pueden organizarse de otras formas:
*.- La disposición lineal: los elementos aparecen uno detrás de otro hasta el final.
*.- La disposición convergente: todos los elementos convergen en la conclusión.
*.- La estructura dispersa: los elementos no tienen aparentemente una estructura definida, ésta puede llegar a ser caótica.
*.- La estructura abierta y aditiva: los elementos se añaden unos a otros y se podría seguir añadiendo más.• La estructura cerrada, contraria a la anterior, etc.

El contexto: Todo aquello a lo que puede hacer referencia un texto: la cultura, la realidad circundante, las ideologías, las convenciones sociales, las normas éticas, etc.

Hay que analizar también desde dónde relata la historia (desde afuera, desde arriba, etc.), si aparece o no el narrador y qué punto de vista adopta: tercera persona omnisciente, tercera persona observadora, primera persona protagonista, primera persona testigo, etc.

Tipos de narrador
*.- Tercera persona limitada: el narrador se refiere a los personajes en tercera persona, pero sólo describe lo que puede ser visto, oído o pensado por un solo personaje.
*.- Tercera persona omnisciente: el narrador describe todo lo que los personajes ven, sienten, oyen… y los hechos que no han sido presenciados por ningún personaje.
*.- Tercera persona observadora: el narrador cuenta los hechos de los que es testigo como si los contemplara desde fuera, no puede describir el interior de los personajes.
*.- Primera persona central: El narrador adopta el punto de vista del protagonista que cuenta su historia en primera persona.
*.- Primera persona periférica: el narrador adopta el punto de vista de un personaje secundario que narra en primera persona la vida del protagonista.
*.- Primera persona testigo: un testigo de la acción que no participa en ella narra en primera persona los acontecimientos.
*.- Segunda persona narrativa: El narrador habla en segunda persona con lo que se produce un diálogo-monólogo del proatagonista consigo mismo.

Análisis de la forma
*.- El análisis del lenguaje literario.
*.- El análisis métrico de los textos en verso (Ritmo, medida, rima, pausas, encabalgamientos, tipos de versos y estrofas utilizadas, etc.)
*.- Peculiaridades linguísticas del texto
• Peculiaridades ortográficas, fonéticas y gráficas del texto que tengan valor expresivo.
*.- Plano morfosintáctico: acumulación de elementos de determinadas categorías gramaticales (sustantivos, adjetivos, etc.); uso con valor expresivo de diminutivos y aumentativos, y de los grados del adjetivo; presencia de términos en aposición; utilización de los distintos tiempos verbales; alteraciones del orden sintáctico; predominio de determinadas estructuras oracionales…
*.- Plano semántico: se analizará el léxico utilizado por el autor, la presencia de términos homonímicos, polisémicos, sinónimos, antónimos, etc; y los valores connotativos del texto.
Juicio crítico
Expresar de forma sincera, modesta y firme nuestra impresión personal sobre el texto.

La crónica.


*.- Señale con una (V) los enunciados que sean verdaderos y con una (F) los que no lo sean.
( ) La crónica es un texto que pertenece al género periodístico.
( ) En la crónica se informa de hechos únicamente.
( ) La crónica consta de un título, la entradilla y el cuerpo de texto.

Modelos de análisis de la oración compuesta.

Lo comentamos en clase
(Pulsando, dos veces, sobre la imágen ésta se amplía)

Comentando una información de la prensa.


La mitad de los jóvenes españoles justifica el uso de la violencia
22 Junio 2010 - Madrid - Servimedia

La mitad de las jóvenes españoles (un 51%) justifica, en algunos casos, el uso de la violencia, (en defensa propia o de un familiar), según el estudio "Juventud y Violencia" que ha realizado la Fundación Pzifer y en el que han participado 800 chicos y chicas españoles de entre 12 y 18 años.
El trabajo se complementa con otra encuesta paralela a los padres/ madres de estos 800 jóvenes encuestados y a 200 de sus profesores de ESO y Bachillerato, así como varias entrevistas en profundidad a expertos en la materia.
Además, el estudio sostiene que "tres de cada cuatro jóvenes consideran que los comportamientos agresivos o violentos son bastante habituales en la sociedad española actual”, según explicó Francisco J. García Pascual, director de la Fundación Pfizer.
En este sentido, “según la opinión de los chicos encuestados, estos comportamientos se producen más los fines de semana (así lo cree el 77,5%) y respecto a en qué ambientes se desarrollan, destacan que son más frecuentes en el entorno escolar y en sus lugares de ocio, y menos o nada habituales en el ámbito familiar donde viven, o en redes sociales de Internet”.
Respecto a las causas, los jóvenes apuntan como los principales factores que pueden influir en la agresividad juvenil el consumo de alcohol y /o drogas (el 87,4%) y el haber vivido comportamientos violentos (81,2%).
Por otra parte, algo más de la mitad (el 51,1%) cree que en algunos casos puede estar justificada la violencia Estas respuestas no se corresponden con las aportadas por los padres, ya que una amplia mayoría de éstos (el 77,5%) no acepta ninguna justificación para comportamientos violentos.
Cuando presencian situaciones agresivas, el 37,6% de los jóvenes afirma evitar participar en la misma, el 14,4% intenta “acudir al diálogo”, el 11,8% ayudar a la víctima, el 9,5% enfrentarse al agresor y el 8,9% pedir ayuda externa.
Únicamente un 8,1% de los jóvenes menciona haber sufrido algún tipo de maltrato psicológico (amenaza, acoso o insultos) a través del teléfono móvil, y el 11,6% a través de Internet, en ambos casos, la mayor parte de las veces por desconocidos.
Se da la circunstancia de que sólo la mitad de los padres, de los jóvenes que mencionan este maltrato, ha tenido conocimiento de esta situación (3,7% y 6,2% respectivamente).
Dentro del ámbito escolar, un 75,1% de los jóvenes responde que conoce a algún compañero que haya sido insultado alguna vez, amenazado o acosado por otros alumnos, incluso un 54,9% manifiesta que este tipo de acciones han llegado a desembocar en la agresión física.

jueves, 1 de julio de 2010

Va de acentos y de preguntas que buscan respuesta.


¿Es correcto lo que figura en este cuadro que se ha encontrado en Internet?.
¿Usted cree que en Internet puede encontrar información errónea o contradictoria?.
Argumente sus respuestas.

Generación NI NI


Se encuentra con esta imagen.
¿Qué dice?.
¿Qué quiere decir?.
¿Podría comentarla?

¿Qué dice?.


*.- Lea en voz alta el contenido de este cartel.

*:- ¿Por qué ha tenido que descifrar lo que dice este cartel?.

*.- ¿Cómo debería escribirse correctamente?.

*.- ¿Están escritas correctamente estas preguntas que se le fomulan?.

¡Quizás pueda servirle!
Ortografía española

Palabras latinas y extranjerismos


*.- Complete las siguientes palabras latinas y los extranjerismos y coloque la tilde donde sea necesaria.

*.- B…nker.

*.- Cap…

*.- Super…vit.

*.- Ultim...tum.

*.- Bons...i.

*.- S...ndwich.

*.- Memor...ndum.

¿Podría de paso comentar la imagen de esta entrada?

¿Palabras televisivas?.


*.- Escriba un sinónimo de las palabras siguientes:

*.- Pequeña pantalla.

*.- Film.

*.- Show

*.- Spot
sinónimo, ma.
(Del lat. synonymus, y este del gr. συνώνυμος; de σύν, con, y ὄνομα, nombre).
1. adj. Dicho de un vocablo o de una expresión: Que tiene una misma o muy parecida significación que otro. U. t. c. s. m.
antónimo, ma.
(De anti- y -ónimo).
1. adj. Ling. Se dice de las palabras que expresan ideas opuestas o contrarias; p. ej., virtud y vicio; claro y oscuro; antes y después.

Explique por qué se acentúan las palabras siguientes:


Radiofónico.

Lírico-dramático.

Rígidamente.

Decimoséptimo.

Difícilmente.

Comprobémoslo.
¿Podría comentar brevemente el horario que tiene en esta página?.

La tilde en los compuestos y en los adverbios acabados en –mente.



*.- Explique qué normas de acentuación siguen los adverbios acabados en –mente.

Verbos que “hacen cosas”.


*.- Complete las oraciones siguientes (con recomendar, ordenar, solicitar, ratificar).

Yo____________________ que es verdad todo lo que dice mi socio.

Le ____________________ que se presente el viernes a esta hora en el juzgado.

Os____________________ obediencia absoluta en este asunto.

Yo, como abogado defensor, ____________________ la libertad de mi cliente.


Lectura de la Celestina


El origen del teatro en España gira en torno a dos fiestas religiosas: Navidad y Pascua de Resurrección. Al final de las ceremonias religiosas solían representarse junto al altar algunas escenas de la vida de Jesús. Poco a poco van introduciéndose en estas escenas elementos profanos ajenos a la religión, convirtiéndose en verdaderas representaciones teatrales, pasando a ser representadas en los atrios de las iglesias. Finalmente los elementos profanos superan a los religiosos y el teatro se convierte en un espectáculo para el pueblo, representándose ya en las plazas públicas.


La obra
Se llama también Tragicomedia de Calisto y Melibea y es una obra dialogada en prosa que no se puede representar en el teatro debido a su gran extensión y a su estructura.
La primera edición (Burgos, 1499) tenía 16 actos; la de Sevilla (1502) 21 actos; en la edición de Toledo de 1562 se le añadió un acto más.

El autor
Durante mucho tiempo se dudó acerca de la autoría de la obra. Se da como seguro que fue Fernando de Rojas, que nació en Puebla de Montalbán (Toledo), probablemente en 1476. Estudió leyes en la Universidad de Salamanca y llegó a a ser Alcalde Mayor de Talavera (Toledo), donde murió en el año 1541.

Según cuenta él mismo en el prólogo, leyó el primer acto de la obra que circulaba entre los estudiantes de la universidad sin saber quién lo había escrito. Le gustó y se dedicó a continuar la obra con el resto se los actos, acabando en 15 días, durante sus vacaciones.

Hay críticos literarios que consideran la imposibilidad de que Fernando de Rojas se identificara tan perfectamente con el autor del primer acto; y que fue él quien escribió toda la obra. Hoy se acepta que en la creación de la obra intervinieron dos autores.

El argumento
En La Celestina se muestran los trágicos amores de Calisto y Melibea y las malas artes que emplea la alcahueta Celestina para que se enamoren.

Calisto, un mozo inteligente y de clase alta, ha conocido en una huerta, algo alejada de la cuidad, a la bellísima Melibea, y se ha enamorado de ella. Vuelve a encontrársela en la ciudad, cerca de la iglesia, y le comunica sus sentimientos; ella lo despide irritada. Vuelve Calisto a su casa y confiesa su amor y su pesar a su criado Sempronio. Éste le propone que utilice a la vieja Celestina como intermediaria, para que suavice la aspereza de Melibea.
Celestina logra entrar en la mansión de Melibea e intercede en favor del enamorado; consigue vencer su esquivez y la joven corresponde a Calisto. Sempronio y Pármeno, criados de Calisto, de acuerdo con Celestina, desean explotar la pasión de su amo, que había ofrecido a la vieja una cadena de oro si lograba sus propósitos. Los criados reclaman su parte a la vieja, que se niega; la matan y huyen. Pero son apresados y muertos por la justicia.
Calisto suele visitar a Melibea trepando a su jardín por una escalera de cuerda; estando en él, se produce en la calle una pelea. El joven, pensando que uno de sus nuevos criados tiene problemas, desea intervenir en ella y al bajar por la escalera cae al vacío. Calisto muere, y Melibea, al saberlo, sube a una torre y se arroja desde lo alto.
La obra termina con el llanto de Pleberio, padre de Melibea.

Los personajes
Dos mundos se contraponen en la obra: el ideal o renacentista, de los jóvenes enamorados que sólo viven para su pasión; y el real o medieval de la Celestina y los criados, ruines explotadores de aquel amor.
El personaje mejor trazado en la obra es de Celestina, la vieja astuta, encarnación del mal, que con tentadoras palabras quebranta la virtud de Melibea.
Uno de los aspectos más destacables de la obra es la magnífica caracterización de los personajes a través del lenguaje que emplean: los personajes nobles, como Calisto y Melibea, se expresan con delicadeza y elocuencia, mientras que los personajes populares, como Celestina y los criados, emplean un lenguaje más espontáneo y popular, lleno de refranes y frases hechas.

La intención
A pesar de la la obra es bastante cruda, tanto por las pasiones como por el lenguaje utilizado, la intención es didáctica. Intenta prevenir a las muchachas de la época contra las trampas de las alcahuetas que trataban de minar su recato; y advertir a los jóvenes de todos los tiempos contra las locuras del amor, contra la tentación de sentir el amor como lo único y los más importante; como algo que si no se domina conduce a la destrucción y a la muerte.

Un Conjuro a Plutón


Celestina conjura a Plutón para que Melibea se enamore de Calisto a través de un hilado hechizado.


CELESTINA.- Dime, ¿está desocupada la casa? ¿Fuese la moza que esperaba al ministro?

ELICIA.- Y aun después vino otra y se fue.

CELESTINA.- Pues sube rápido al piso alto y baja acá el bote del aceite de serpiente que hallarás colgado del pedazo de la soga que traje del campo la otra noche cuando llovía; y abre el arca de los hilos y hacia la mano derecha hallarás un papel escrito con sangre de murciélago, debajo de aquella ala de dragón al que sacamos ayer las uñas. Ten cuidado, no derrames el agua de mayo que me trajeron a confeccionar.

ELICIA.- Madre, no está donde dices. Jamás te acuerdas de dónde guardas las cosas.

CELESTINA.- No me castigues, por Dios, a mi vejez; no me maltrates, Elicia. Entra en la cámara de los ungüentos y en la pelleja de gato negro donde te mandé meter los ojos de la loba, lo hallarás; y baja la sangre del macho cabrío y unas poquitas de las barbas que tú le cortaste.

ELICIA.- Toma, madre, aquí está.

CELESTINA.- Conjúrote, triste Plutón, señor de la profundidad infernal, emperador de la corte dañada, capitán soberbio de los condenados ángeles, señor de los sulfúreos fuegos que los hirvientes volcanes manan, gobernador de los tormentos y atormentadores de las almas pecadoras, administrador de todas las cosas negras de los infiernos, con todas sus lagunas y sombras infernales y litigioso caos. Yo, Celestina, tu más conocida cliente, te conjuro por la virtud y fuerza de estas bermejas letras, por la sangre de aquella nocturna ave con que están escritas, por la gravedad de estos nombres y signos que en este papel se contienen, por el áspero veneno de las víboras de que este aceite fue hecho, con el cual unto este hilado, a que vengas sin tardanza a obedecer mi voluntad y en ello te envuelvas y con ello estés sin irte ni un momento, hasta que Melibea lo compre y con ello de tal manera quede enredada, que cuanto más lo mirare, tanto más su corazón se ablande a conceder mi petición, y se lo abras y lastimes del crudo y fuerte amor de Calisto; tanto que, despedida toda honestidad, se descubra a mí y me premie mis pasos y mensajes; y esto hecho, pide y demanda de mí a tu voluntad. Si no lo haces con rapidez me tendrás por capital enemiga; heriré con luz tus cárceles tristes y oscuras; acusaré cruelmente tus continuas mentiras; apremiaré con mis ásperas palabras tu horrible nombre. Y otra y otra vez te conjuro; y así confiando en mi mucho poder, parto para allá con mi hilado, donde creo te llevo ya envuelto.


Después de leer el texto, responda a las siguientes cuestiones:

*.- ¿Con qué otro nombre se conoce La Celestina?.

*.- ¿A qué género pertenece?.

*.- ¿En qué lugar se editó por primera vez?.

*.- ¿De qué año data la primera edición?
*.- ¿Cómo se llama su autor?.

*.- ¿Para qué se escribió la obra?

*.- Escriba un resumen breve del texto "Un conjuro a Plutón".

*.- ¿Con qué ser podemos identificar a Plutón?.

*.- ¿Qué ofrece Celestina a Plutón si hace lo que le pide?.

*.- ¿Con qué lo amenaza si no hace lo que le pide?.

*.- ¿Qué nombre da a lo escrito con sangre de murciélago?.

*.- ¿Quienes son los "condenados ángeles"?.

*.- ¿Qué son las "cárceles tristes"?.

*.- Escriba todos los nombres que da Celestina a Plutón en el texto.

Fragmento de La Celestina


Fragmentos de LA CELESTINA (Fernando de Rojas).
Calisto encuentra a Melibea

Conviene observar el lenguaje artificioso, retórico,y, a la vez, vivo con que se expresan los personajes. Utilizan rimas, finales semejantes en las frases (similicadencia), oraciones de estructura semejante (paralelismo), contrastes...
Melibea parece aceptar a Calisto, pero acaba despidiéndolo con violencia.


CALISTO.- En esto veo, Melibea, la grandeza de Dios.

MELIBEA.- ¿En qué, Calisto?

CALISTO.- En dar poder a natura que de tan perfecta hermosura te dotase, y hacer a mi inmérito tanta merced que verte alcanzase, y, en tan conveniente lugar, que mi secreto dolor manifestarte pudiese. Por cierto, los gloriosos santos que se deleitan en la visión divina, no gozan más que yo ahora contemplándote.

MELIBEA.- ¿Por gran premio tienes éste, Calisto?

CALISTO.- Téngolo por tanto, en verdad, que si Dios me diese en el cielo la silla sobre sus santos, no lo tendría por tanta felicidad.

MELIBEA.- Pues aún más igual galardón te daré yo, si perseveras.

CALISTO.- ¡Oh bienaventuradas orejas mías, que indignamente tan gran palabra habéis oído!

MELIBEA.- Mas desventuradas de que me acabes de oír. Porque la paga será tan fiera cual merece tu loco atrevimiento. Y el intento de tus palabras ha sido como de ingenio de tal hombre como tú. ¡Vete, vete de ahí, torpe!

Celestina capta la voluntad de Melibea

Celestina comienza hablándole de los males de la vejez, con el fin de convencerla de que debe amar mientras sea joven. La perversa vieja es hábil en el arte de minar las voluntades ajenas. Cuando comienza a hablarle de Calisto, Melibea se irrita; Celestina la aplaca diciéndole que el joven sólo quiere que rece por él y el cordón de su vestido. La muchacha le permite seguir hablando, y ella continúa con su malvada persuasión. Este fragmento es una obra maestra.

CELESTINA.- A la mi fe, la vejez no es sino mesón de enfermedades, posada de pensamientos, amiga de rencillas, congoja continua, llaga incurable, mancilla de lo pasado, pena de lo presente, cuidado triste de lo porvenir, vecina de la muerte, choza sin rama que se llueve por cada parte, cayado de mimbre que con poca carga se doblega.
MELIBEA.- ¿Por qué dices, madre, tanto mal de lo que todo el mundo, con tanta eficacia, gozar o ver desea?

CELESTINA.- Desean harto mal para sí, desean harto trabajo. Desean llegar allá porque llegando viven, y el vivir es dulce, y viviendo envejecen. Así, que el niño desea ser mozo, y el mozo viejo, y el viejo más, aunque con dolor. Todo por vivir, porque, como dicen, "viva la gallina con su pepita". Pero ¿quién te podría contar, señora, sus daños, sus inconvenientes, sus fatigas, sus cuidados, sus enfermedades, su frío, su calor, su descontentamiento, su rencilla, su pesadumbre; aquel arrugar de cara, aquel mudar de cabellos su primera y fresca color, aquel poco oír, aquel debilitado ver, puestos los ojos a la sombra, aquel hundimiento de boca, aquel caer de dientes, aquel carecer de fuerza, aquel flaco andar, aquel espacioso comer? Pues ¡ay, señora!, si lo dicho viene acompañado de pobreza, allí verás callar todos los otros trabajos cuando sobra la gana y falta la provisión, que jamás sentí peor ahíto que de hambre.
En Dios y en mi alma [Calisto] no tiene hiel; gracias dos mil; en franqueza, Alexandre; en esfuerzo, Héctor; gesto de un rey, gracioso, alegre, jamás reina en él tristeza. De noble sangre, como sabes. Gran justador; pues verlo armado: un San Jorge. fuerza y esfuerzo, no tuvo Hércules tanta. La presencia y facciones, disposición, desenvoltura, otra lengua había menester para las contar. Todo junto semeja ángel del cielo. Ahora, señora, tiénele derribado una sola muela que jamás cesa de quejar.

MELIBEA.- ¿Y qué tiempo ha?

CELESTINA.- Podrá ser, señora, de veintitrés años; que aquí está Celestina que lo vio nacer.

MELIBEA.- Ni te pregunto eso, ni tengo necesidad de saber su edad; sino qué tanto ha que tiene el mal.

CELESTINA.- Señora, ocho días. Que parece que ha un año en su flaqueza.

MELIBEA.- ¡Oh, cuánto me pesa con la falta de mi paciencia! Porque siendo él ignorante y tú inocente, habéis padecido las alteraciones de mi airada lengua. En pago de tu sufrimiento, quiero cumplir tu demanda y darte luego mi cordón. Y porque para escribir la oración no habrá tiempo sin que venga mi madre, si esto no bastare, ven mañana por ella muy secretamente.

Calisto interroga a Celestina
Se trata de la escena en que Calisto interroga a Celestina sobre los resultados de su primera entrevista con Melibea. Junto con Calisto y la vieja alcahueta, intervienen en la escena Sempronio y Pármeno, criados del joven enamorado.
Las partes más importantes del diálogo corresponden a los largos parlamentos de la vieja. Con palabras llenas de astucia, Celestina se las ingenia para poner de relieve la habilidad con la que ha conseguido vencer la resistencia de Melibea. Todo lo que dice va encaminado a ganar la confianza de Calisto con el fin de que éste pague largamente sus servicios. La astucia y la avaricia son los rasgos más sobresalientes del carácter de la vieja alcahueta.


CALISTO.- Si no quieres, reina y señora mía, que desespere y vaya mi ánima condenada a perpetua pena oyendo esas cosas, certifícame brevemente si no hubo buen fin tu demanda gloriosa, y la cruda y rigurosa muestra de aquel gesto angélico y matador. Pues todo eso es más señal de odio que de amor.

CELESTINA.- La mayor gloria que el secreto oficio de la abeja se da, a la cual los discretos deben imitar, es que todas las cosas por ella tocadas convierte en mejor de lo que son. De esta manera me he habido con las zahareñas razones y esquivas de Melibea. Todo su rigor traigo convertido en miel, su ira en mansedumbre, su aceleramiento en sosiego. Pues ¿a qué piensas que iba allá la vieja Celestina, a quien tú, demás de tu merecimiento, magníficamente galardonaste, sino a ablandar su saña, a sufrir su accidente, a ser escudo de tu ausencia, a recibir en mi manto los golpes, los desvíos, los menosprecios, desdenes, que muestran aquéllas en los principios de sus requerimientos de amor, para que sea después en más tenida su dádiva? Que a quien más quieren, peor hablan. Y si así no fuese, ninguna diferencia habría entre las públicas que aman, a las escondidas doncellas, si todas dijesen sí a la entrada de su primer requerimiento, en viendo que de alguno eran amadas. Las cuales, aunque están abrasadas y encendidas de vivos fuegos de amor, por su honestidad muestran un frío exterior, un sosegado rostro, un apacible desvío, un constante ánimo y casto propósito, unas palabras agrias, que la propia lengua se maravilla del gran sufrimiento suyo, que le hacen forzosamente confesar al contrario de lo que siente. así que, para que tú descanses y tengas reposo, mientras te contare por extenso el proceso de mi habla y la causa que tuve para entrar, sabe que el fin de su razón fue muy bueno.

CALISTO.- Ahora, señora, que me has dado seguro para que ose esperar todos los rigores de la respuesta, di cuanto mandares y como quisieres, que yo estaré atento. Ya me reposa el corazón, ya descansa mi pensamiento, ya reciben las venas y recobran su perdida sangre, ya he perdido temor, ya tengo alegría. Subamos, si mandas, arriba. En mi cámara me dirás por extenso lo que aquí he sabido en suma.

CELESTINA.- Subamos, señor.

PÁRMENO.- (¡Oh, Santa María! ¡Qué rodeos busca este loco para huir de nosotros, para poder llorar a su placer con Celestina de gozo, y por descubrirle mil deseos de su liviano y desvariado apetito, por preguntar y responder seis veces cada cosa, sin que esté presente quien le pueda decir que es prolijo! Pues te aseguro yo, desatinado, que tras ti vamos.)

CALISTO.- Mira, señora, qué hablar trae Pármeno; cómo se viene santiguando de oír lo que has hecho de tu gran diligencia. Espantado está, por mi fe, señora Celestina. Otra vez se santigua. Sube, sube, sube, y siéntate, señora, que de rodillas quiero escuchar tu suave respuesta. Y dime luego: la causa de tu entrada, ¿qué fue?

CELESTINA.- Vender un poco de hilado, con que tengo cazadas más de treinta de su estado, si a Dios ha placido, en este mundo, y algunas mayores.

CALISTO.- Eso será de cuerpo, madre; pero no de gentileza, no de estado, no de gracia y discreción, no de linaje, no de presunción con merecimiento, no en virtud, no en habla.

PÁRMENO.- (Ya discurre eslabones el perdido, ya se desconciertan sus badajadas. Nunca da menos de doce, siempre está hecho reloj de mediodía. Cuenta, cuenta, Sempronio, que estás embobado oyéndole a él locuras y a ella mentiras.)

SEMPRONIO.- (¡Oh maldicente venenoso! ¿Por qué cierras las orejas a lo que todos los del mundo las aguzan, hecho serpiente que huye la voz del encantador? Que sólo por ser de amores estas razones, aunque mentiras, las habís de escuchar con gana.)

CELESTINA.- Oye, señor Calisto, y verás tu dicha y mi solicitud qué obraron. Que, en comenzando yo a vender y poner en precio mi hilado, fue su madre de Melibea llamada para que fuese a visitar una hermana suya enferma. Y como le fue necesario ausentarse, dejó en su lugar a Melibea para...

CALISTO.- ¡Oh gozo sin par, oh singular oportunidad, oh oportuno tiempo! ¡Oh quién estuviera allí debajo de tu manto, escuchando qué hablaría sola aquella en quien Dios tan extremadas gracias puso!

CELESTINA.- ¿Debajo de mi manto dices? ¡Ay mezquina! Que fueras visto por treinta agujeros que tiene, si Dios no le mejora.

PÁRMENO.- (Sálgome fuera, Sempronio. Ya no digo nada, escúchatelo todo. Si este perdido de mi amo no midiese con el pensamiento cuántos pasos hay de aquí a casa de Melibea, y contemplase en su gesto, y considerase cómo estaría concertado el hilado, todo el sentido puesto y ocupado en ella, él vería que mis consejos le eran más saludables que estos engaños de Celestina.)

CALISTO.- ¡Qué es esto, mozos? Estoy yo escuchando atento, que me va la vida; vosotros susurráis, como soléis, por hacerme mala obra y enojo. Por mi amor, que calléis; moriréis de placer con esta señora, según su buena diligencia. Di, señora: ¿qué hiciste cuando te viste sola?

CELESTINA.- Recibí, señor, tanta alteración de placer, que cualquiera que me viera me lo conociera en el rostro.

CALISTO.- Ahora la recibo yo; cuanto más quien ante sí contemplaba tal imagen. ¿Enmudecerías con la novedad inesperada?

CELESTINA.- Antes me dio más osadía a hablar lo que quise verme sola con ella. Abrí mis entrañas, díjele mi embajada: cómo penabas tanto por una palabra de su boca salida en favor tuyo para sanar un tan gran dolor. Y como ella estuviese suspensa mirándome, espantada del nuevo mensaje, escuchando hasta ver quién podía ser el que así por necesidad de su palabra penaba, o a quien pudiese sanar su lengua, en nombrando tu nombre atajó mis palabras y se dio en la frente una gran palmada, como quien cosa de gran espanto hubiese oído, diciendo que cesase mi habla y me quitase delante, si no quería hacer a sus servidores verdugos de mi postrimería, agravando mi osadía, llamándome hechicera, alcahueta, vieja falsa, barbuda, malhechora y otros muchos ignominiosos nombres, con cuyos títulos asombran a los niños de cuna. Y detrás de esto mil amortecimientos y desmayos, mil milagros y espantos, turbado el sentido, bulliendo fuertemente los miembros todos a una parte y a otra, herida de aquella dorada flecha, que del sonido de tu nombre le tocó, retorciendo el cuerpo, las manos enlazadas, como quien se despereza, que parecía que las despedazaba, mirando con los ojos a todas partes, coceando con los pies el suelo duro. Y yo, a todo esto, arrinconada, encogida, callando, muy gozosa con su ferocidad. Mientras más basqueaba, más yo me alegraba, porque más cerca estaba el rendirse y su caída. Pero entretanto me gastaba aquel espumajoso almacén su ira, yo no dejaba mis pensamientos estar vagos ni ociosos, de manera que tuve tiempo para salvar lo dicho.

CALISTO.- Eso me di, señora madre. Que yo he revuelto en mi juicio mientras te escucho, y no he hallado disculpa que buena fuese ni convincente, con que lo dicho se cubriese ni colorase, sin quedar terrible sospecha de tu demanda. Porque conozca tu mucho saber, que en todo me pareces más que mujer: que como tu respuesta tú pronosticaste, proveíste con tiempo tu réplica. ¿Qué más hacía aquella tusca Adeleta, cuya fama siendo tú viva se perdiera? La cual tres días antes de su fin pronosticó la muerte de su viejo marido y de los dos hijos que tenía. Ya creo lo que se dice: que el género flaco de las hembras es más apto para las prestas cautelas que el de los varones.

CELESTINA.- ¿Qué, señor? Dije que tu pena era el mal de muelas, y que la palabra que de ella querría era una oración que ella sabía, muy devota para ellas.

CALISTO.- ¡Oh maravillosa astucia! ¡Oh singular mujer en su oficio! ¡Oh cautelosa hembra! Oh medicina presta! ¡Oh discreta en mensajes! ¿Cuál humano seso bastara a pensar tan alta manera de remedio?

Muerte de Calisto
En la primera escena, Melibea se encuentra en el jardín de su casa acompañada por su criada Lucrecia. Mientras espera la visita de Calisto, la joven enamorada canta canciones de amor. Aparece Calisto que elogia el canto de su amada y a continuación se establece entre ellos un bello diálogo amoroso. Abajo se oye la voz de Sosia, criado de Calisto, que riñe con unos rufianes. Al acudir en su ayuda, Calisto cae desde lo alto de la escalera que le ha servido para franquear la tapia del jardín. La escena final está constituida por las lamentaciones de Tristán, otro de los criados de Calisto, y de la desgraciada Melibea.
Conviene observar el tipo de lenguaje utilizado por unos y por otros. Los enamorados se expresan en una lengua culta, elevada, como corresponde a su condición de personas de clase social alta. Los criados se expresan de acuerdo con un nivel de lengua popular, que se corresponde con la lengua hablada en la época.


MELIBEA.- Óyeme tú, por mi vida, que yo quiero cantar sola.
Papagayos, ruiseñores,
que cantáis al alborada
llevad nueva a mis amores
cómo espero aquí asentada.
La media noche es pasada,
y no viene;
sabed si hay otra amada
que lo detiene.

CALISTO.- Vencido me tiene el dulzor de tu suave canto; no puede más sufrir tu penado esperar. ¡Oh mi señora y mi bien todo! ¿Cuál mujer podía haber nacida que desprivase tu gran merecimiento? ¡Oh interrumpida melodía! ¡Oh gozoso rato! ¡Oh corazón mío! ¿Y cómo no pudiste más tiempo sufrir sin interrumpir tu gozo y cumplir el deseo de entrambos?

MELIBEA.- ¡Oh sabrosa traición! ¡Oh dulce sobresalto! ¿Es mi señor y mi alma? ¿Es él? No lo puedo creer. ¿Dónde estabas, luciente sol? ¿Dónde me tenías tu claridad escondida? ¿Hacía rato que escuchabas? ¿Por qué me dejabas echar palabras sin seso al aire, con mi ronca voz de cisne? Todo se goza este huerto con tu venida. Mira la luna, cuán clara se nos muestra; mira las nubes, cómo huyen; oye la corriente agua de esta fontecica, cuánto más suave murmullo y húmedo lleva por entre las frescas hierbas. Escucha los altos cipreses, cómo se dan paz unos ramos con otros, por intercesión de un templadico viento que los mece. Mira sus quietas sombras cuán oscuras están, y aparejadas para encubrir nuestro deleite. Lucrecia, ¿qué sientes, amiga? ¿Tornaste loca de placer? Déjamelo, no me lo despedaces, no le trabajes sus miembros con tus pesados brazos. Déjame gozar de lo que es mío, no me ocupes mi placer.

CALISTO.- Pues, señora y gloria mía, si mi vida quieres, no cese tu suave canto. No sea de peor condición mi presencia, con que te alegras, que mi ausencia, que te fatiga.

SOSIA.- ¿Así, bellacos, rufianes, veníais a aterrorizar a los que no os temen? Pues yo os juro que si esperáis, que yo os hiciera ir como merecíais.

CALISTO.- Señora, Sosia es aquel que da voces. Déjame ir a verlo, no lo maten; que no está sino un pajecico con él. Dame presto mi capa, que está debajo de ti.

MELIBEA.- ¡Oh triste de mi ventura! No vayas allá sin tus corazas; tórnate a armar.

CALISTO.- Señora, lo que no hace espada y capa y corazón, no lo hacen coraza y capacete y cobardía.

SOSIA.- ¿Aún tornáis? Esperad; quizá venís por lana.

CALISTO.- Déjame, por Dios, señora, que puesta está la escala.

MELIBEA.- ¡Oh, desdichada soy! ¡Y cómo vas, tan recio y con tanta prisa y desarmado, a meterte entre quien no conoces! Lucrecia, ven presto acá, que es ido Calisto a un ruido. Echémosle sus corazas por la pared, que se quedan acá.

TRISTÁN.- Tente, señor, no bajes. Idos son; que no eran sino Traso el cojo y otros bellacos, que pasaban voceando. Que ya se torna Sosia. Tente, tente, señor, con las manos a la escala.

CALISTO.- ¡Oh, válgame Santa María! ¡Muerto soy! ¡Confesión!

TRISTÁN.- Llégate presto, Sosia, que el triste de nuestro amo es caído de la escala, y no habla ni se bulle.

SOSIA.- ¡Señor, señor, ¡A esa otra puerta...! ¡Tan muerto es como mi abuela! ¡Oh gran desventura!

LUCRECIA.- ¡Escucha, escucha! ¡Gran mal es éste!

MELIBEA.- ¿Qué es esto que oigo, amarga de mí?

TRISTÁN.- ¡Oh mi señor y mi bien muerto! ¡Oh mi señor despeñado! ¡Oh triste muerte sin confesión! Coge, Sosia, esos sesos de esos cantos, júntalos con la cabeza del desdichado amo nuestro. ¡Oh día aciago! ¡Oh arrebatado fin!

MELIBEA.- ¡Oh desconsolada de mí! ¿Qué es esto? ¿Qué puede ser tan áspero acontecimiento como oigo? Ayúdame a subir, Lucrecia, por estas paredes, veré mi dolor; si no, hundiré con alaridos la casa de mi padre. ¡Mi bien y placer, todo es ido en humo! ¡Mi alegría es perdida! ¡Consumióse mi gloria!

LUCRECIA.- Tristán, ¿qué dices, mi amor? ¿Qué es eso que lloras tan sin mesura?

TRISTÁN.- ¡Lloro mi gran mal, lloro mis muchos dolores! Cayó mi señor Calisto de la escala y es muerto. Su cabeza está en tres partes. Sin confesión pereció. Díselo a la triste y nueva amiga, que no espere más su penado amador. Toma, tú, Sosia, de los pies. Llevemos el cuerpo de nuestro querido amo donde no padezca su honra detrimento, aunque sea muerto en este lugar. Vaya con nosotros llanto, acompáñenos soledad, síganos desconsuelo, vístanos tristeza, cúbranos luto y dolorosa jerga.

MELIBEA.- ¡Oh la más de las tristes triste! ¡Tan poco tiempo poseído el placer, tan presto venido el dolor!

LUCRECIA.- Señora, no rasgues tu cara ni meses tus cabellos. ¡Ahora en placer, ahora en tristeza! ¿Qué planeta hubo que tan presto contrarió su destino? ¡Qué poco corazón es éste! Levanta, por Dios, no seas hallada por tu padre en tan sospechoso lugar, que serás sentida. Señora, señora, ¿no me oyes? No te desmayes, por Dios. Ten esfuerzo para sufrir la pena, pues tuviste osadía para el placer.

MELIBEA.- ¿Oyes lo que aquellos mozos van hablando? ¿Oyes sus tristes cantares? ¡Rezando llevan con responso mi bien todo, muerta llevan mi alegría! No es tiempo de yo vivir. ¿Cómo no gocé más del gozo? ¿Cómo tuve en tan poco la gloria que entre mis manos tuve? ¡Oh ingratos mortales! Jamás conocéis vuestros bienes sino cuando de ellos carecéis.

Lexemas y Morfemas


Clases de morfemas:
1.- Indique qué es un prefijo y qué es un sufijo, y subraye los que aparezcan en las siguientes palabras:

( ) Rebaja
( ) Americano.
( ) Idealista.
( ) Supermercado.
( ) Inexperto.


La familia léxica y el campo semántico:
Señale si son verdadera (V) o falsas (F) estas afirmaciones:
( ) El campo semántico tiene que tener un mínimo de cinco palabras.
( ) La Familia léxica la constituyen todas las palabras del mismo idioma.
( ) Las palabras que conforman un campo semántico comparten parte de su significado.
( ) Las palabras de una misma familia léxica tienen en común el lexema.

Clases de palabras según su estructura:
*.- Clasifique las siguientes palabras según sean derivadas (D), compuestas (C) o parasintéticas (P).
( ) Envejecer
( ) Agradable
( ) Centrocampista
( ) Aguamarina
( ) Antihéroe
( ) Sudamérica.

Monosemia, polisemia, homonimia.
*.- Indique las afirmaciones que considere correctas (C):
( ) Las palabras monosémicas tienen todas un solo monema.
( ) Las palabras monosémicas sienen un solo significado.
( ) Las palabras polisémicas tienen varios significados.
( ) La polisemia estudia el significado de las palabras que tienen varias sílabas.
( ) La homonimia es la coincidencia de significado en palabras distintas.
( ) Las palabras homógrafas son distintas pero se escriben igual.
( ) Las homófonas son distintas, se escriben de diferente manera y suenan igual.

*.- En las siguientes oraciones aparecen pares de palabras homógrafas. Subráyelas y precise su significado en cada caso.
Mi hermana es la más lista de la clase.
La lista con los aprobados saldrá en junio.
Mi padre dice que el abogado vela por los intereses de la familia.
Hacer vela es una de sus ambiciones de verano.
La calle donde viven mis abuelos es muy tranquila.
¡No hable más y calle de una vez!.

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Para escribir sólo hay que tener algo que decir. (Camilo José Cela).
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